10 cosas sobre mi primer año como cómico que espero te sirvan.

Antes de nada, sí quiero dejar claro que, por desgracia, no puedo hacer un blog con trucos infalibles de comedia ni si quiera para compartir una gran y dilatada experiencia. Básicamente porque no tengo ni lo uno ni lo otro. Sí tal vez cierta facilidad para escribir y contar cosas (otra cosa ya sería tener gracia) y, sobre todo, la inquietud de intentar aportar un grano de arena a mucha gente que, como yo, quiere empezar en el mundo de los monólogos y tampoco tiene nadie a mano con el cual compartir experiencias. Y de esto sí que va a ir la página (al menos en este sector).

Una vez dicho esto (y cosa que espero cumplir), creo que no puede haber mejor tema para empezar que un resumen de varios de los aspectos que más me han llamado la atención en este primer año rondando por todo tipo de locales y de los que seguramente no te vas a escapar. Así que échale un ojo a esto y mentalízate, que nadie dijo que vaya a ser fácil.

  1. No te esperes “El Club de la Comedia”. Tal vez has visto o leído alguna entrevista a cómicos famosos diciendo eso de que empezaron actuando en locales de mala muerte para 15 personas (y menos) que además no les hacían ni puñetero caso. Tenemos malas noticias: Es verdad y mentalízate que te va a tocar empezar muchas veces por ahí. Y ya que estamos insuflándote el bajón, aprovechamos para decirte que el “pinchar” (actuar sin obtener una reacción positiva del público) es algo que está a la orden del día, incluso con monologuistas bastante más consagrados que tú y que yo.
  2. Acostúmbrate a las críticas. Y es que no nos damos cuenta y nosotros como público siempre estamos criticando. Sólo que ahora pasamos a ser el que está en el escenario y va a ser visto y observado, en ocasiones hasta en detalles que ni tan siquiera nosotros percibimos, para posteriormente poder salir airoso o llevarnos algunos palos más o menos doloroso o por nuestro estilo cómico, chistes o presencia artística.
  3. Y, sobre todo, a oír la palabra “No”. En cuanto a programadores, propietarios de salas y demás. Los motivos pueden ser muchos pero, mal pese, son en cierto modo comprensibles: Desde que no te conozcan, que les presentes proyectos que no vean claros o que directamente se note que no estás lo suficientemente preparado, porque no sean económicamente rentables o que, y esto también hay que entenderlo, ya llegue un momento en el que no se fíen por la cantidad de veces que han tenido problemas con otros artistas. Así que toca tener paciencia e ir demostrando poco a poco lo que vales.
  4. Escucha a todos… pero tomas tus decisiones. Al principio y con la mejor intención del mundo (al menos casi siempre) todo el mundo te va a dar consejos: Sobre como actuar, que si hay unos chistes en Twitter muy buenos, que te veas un vídeo del Comandante Lara que te vas a partir el ojete, que qué tienes que hacer para que no te engañen, etc. Con el tiempo descubrirás quién te aporta más o menos, quién hace comentarios gratuitos (como en el fútbol y la política, todo el mundo sabe mucho) o quién directamente se entera del tema. Eso sí, la decisión es tuya, para bien o para mal. Sin miedo a equivocarse a veces, pero haciéndose responsable.
  5. No tienes que hacerte el graciosín todo el día. Bueno, ni todos tus amigos tienen que hacerse ahora los graciosos contigo. Es una de las cosas que pasa más y que a mi personalmente (llamadme manioso) más rabia me da en bastantes ocasiones con los cómicos que empezamos. Tranquilo, no tienes que estar demostrando cada minuto lo ingenioso y lo gracioso que eres. Basícamente porque puedes ser un pesado o un inoportuno, no hace falta que sea un funeral para ser impertinente.
  6. Lee, mira, ve a shows en directoY no sólo de monólogos. Tanto online como en vivo. La verdad es que hoy día es tanto el material que puedes encontrar tanto en español como en inglés (de hecho, una de las intenciones de esta blog es aportar reseñas de libros, dvds, páginas, canales de Youtube, etc. de interés) en el que vas a poder estar cada día aprendiendo cosas nuevas y muy interesantes sobre comedia. Pero ojo, a mi al menos me aporta mucho el empezar a ver espectáculos en directo tanto de monologuistas (del nivel y prestigio que sea) como incluso de otras disciplinas como pueden ser shows de impro, magos o cualquier tipo de actuación o manifestación teatral-artística.
  7. No todo lo que piensas que es gracioso, es gracioso. Y también lo que podríamos llamar el “enamorarse de chistes” en un aspecto más conciso. Cada persona tiene un contexto personal (a mi me gusta llamarlo “submundo”) en el que de forma más o menos consciente se van incluyendo palabras, conductas o hasta muletillas relacionadas con cosas vividas por nosotros mismos o nuestro entorno. Esto hace que muchas veces algo nos pueda resultar muy gracioso, o la ostia hablando claro, pero a cualquier otra persona no le haga la más mínima gracia. Son cosas que se ven muy bien en los “Open Mics” los shows (o intentos de show) en los que varios monologuistas intentan probar bloques nuevos o chistes nuevos o modificados en segmentos ya existentes (o simplemente rodar texto) y que precisamente existen por eso: No sabemos cómo va a reaccionar el público. Dado que este punto da para mucho, vamos a ver si otro día podemos explicar algo relacionado en un post entero.
  8. No pienses sólo en chistes. Y me explico porque esto va en dos vías (que vamos a complementar con el punto 9). Un monologuista lógicamente vive de su texto y, por extensión, de sus chistes. Pero tanto por un lado puedes desarrollar cualquier otro tipo de habilidades cómicas (que estén relacionadas y tengan cierta coherencia con lo que quieras hacer y a lo que quieras llegar) como, por otro, dedicar parte de tu jornada como cómico a diferentes cosas que no sean simplemente preparar y ensayar textos: Cuidar redes sociales, preparar formatos (sobre todo si quieres trabajar en diferentes tipos de evento, ya hablaremos un día), hablar con salas, etc. Básicamente lo que se debería hacer con cualquier otro trabajo, aunque no vayas a vivir de ello.
  9. No seas rácano, en todos los sentidos. El tema económico a veces apremia y, sobre todo, limita. Tal vez deberíamos diferenciar entre gastos e inversiones. Un gasto es simplemente soltar dinero para pagar cualquier tipo de cosa y una inversión es aquel gasto que, por el contrario, va a repercutir en un beneficio a posterior. Con estos no hay que escatimar en medida de tus posibilidades. Sabiendo elegir dónde ponemos la gallina, hacer inversiones en publicidad, promociones de nuestros eventos, tener un equipo de música propio (altavoz y micro), indumentaria específica para las actuaciones (no tienen por qué ser disfraces, simplemente una ropa que tienes y cuidas para subirte al escenario), imprimir y diseñar pósters de eventos, etc.
  10. Diferencia un profesional de uno que cobra por actuar. Voy a explicarme bien:
  • En términos populares, profesional sería el que realiza una acción recibiendo una contraprestación (normalmente económica) por ello.
  • Para Hacienda o la Seguridad Social, profesional sería todo el que esté dado de alta y tributando en un régimen (o varios).
  • Para mi, profesional es aquel que se presenta con un texto preparado y adaptado al público que va a tener; el mismo es propio y no copiado de Youtube o hilvanando una tanda de chistes de Twitter o similares; llega con suficiente antelación al local para comprobar cualquier tipo de problema que pueda suceder, etc.

Lo dicho, vas a encontrar mucha gente que habla mucho de la “profesionalidad” a la hora de exigir, pero a la hora de ofrecerla, se nos queda coj@. Y yo creo que para ser el primer post de una web en pañales, ya hay de sobra.

¿Quieres recibir más información, actualizaciones o novedades sobre todo lo que vayamos haciendo? Suscríbete al Newsletter y así estarás al corriente de todo lo que hagamos:

    Síguenos y comenta!!!

    Deja una respuesta

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *