Abro esta mañana Twitter y me encuentro con un comunicado de Rober Bodegas hablando de centenares de recriminaciones, insultos e incluso amenazas de muerte. Para ir contextualizando la movida, todo viene de un corte de unos 2 minutos de los típicos que comparte en redes Comedy Central o los propios monologuistas de “Central de Cómicos” y que seguro habéis visto todos. Aquí lo tenéis.
Los más metidos en comedia conoceréis de sobra a Rober, y para el gran público lo relacionará seguramente con “Sé lo que hicistéis” o ahora con los gags de “Pantomima Full”. De hecho, el corte va dirigido más bien a las limitaciones de cada vez mayores que sufre como guionista a fecha de hoy.
Pero al caso, si miramos el vídeo entero (creo que no hace falta ni el monólogo entero) y entendemos un poco el humor de Bodegas, ni tan siquiera la diana iba puesta hacia el colectivo gitano. Es más, expone una realidad total y absoluta (creo que no hay que hacer un gran esfuerzo de memoria para pensar hasta en películas de comedia españolas sobre un personaje gitano bastante conocido hace unos años) de lo que sucede hoy día en comedia. Sin embargo, como al final de lo que se trata es de sentirse moralmente superior, resulta que el vídeo ha llegado a manos (u ojos) del representante del colectivo de turno y, como debe ser en estos casos (cosa de la que no se escapa casi ningún colectivo, asociación, colegio profesional, etc) y no sé si con más ánimo de expresar un sentimiento real o simplemente justificar un sueldo, pues como que la cosa se empezó a ir de las manos hasta que el propio Bodegas ha tenido que postear esto:
Podéis clickar en la imagen para ver el mismo. De hecho, cuando me he despertado y he abierto Twitter, he leído un tweet relacionado con el tema (no directamente, Twitter es la red que peor manejo) y he ido a buscar el germen del mismo. Al leerlo, hasta bien entrado el mismo pensaba que el propio manifiesto era una broma en sí, pero se ve que no.
Y a ver, puedo entender (que no implica estar de acuerdo) cuando haya alguna pieza cómica basada simplemente en humillar un colectivo, raza o incluso característica humana se genere cierta ofensa, cosa que al fin y al cabo es parte del humor en sí (la provocación). Más que nada cuando pueda afectar a ciertos traumas personales aunque no se ataque directamente a nadie. Es más, una de las leyes del humor en todo caso se basa en humillar al poderoso, no al desprotegido, cosa que por supuestíiiiiiiiiiiiiiisimo sabrán todos los ofendidos de Redes Sociales. Más que nada porque en un rato que he echado un ojo a comentarios y respuestas, hasta algún listillo se encargaba de analizar el “lenguaje corporal” del propio cómico. CÁ-GA-TE.
Por supuesto que han salido respuestas a favor del cómico gallego y, por supuesto, esas son las que voy a compartir aquí. Tal vez la más significativa es la que he puesto abrir el post: La comedia es comedia. No es ni pedagogía ni didáctica. Y si alguien no tiene criterio para discernir entre un chiste (lo de Rober respecto a “una carta curiosamente bien redactada” en realidad es una provocación a no poder hacer chistes sobre algo, no un ataque a los gitanos, cosa que también supongo que los ofendiditos habrán entendido en su magna inteligencia) y lo que es un discurso real como tal.
Pero bueno, sigamos volviéndonos más tontos mientras pensamos que somos más inteligentes y, sobre todo, moralmente superiores a quienes nos rodean.