En el post de hoy vamos a hablar de uno de los elementos más importantes a la hora de desarrollar y generar la tan anhelada (y nada fácil de encontrar) “voz cómica”. Por ejemplo, si vas a ver un especial nuevo de un cómico ya reconocido (internacional o nacional) y te dicen los temas que va a tratar, es bastante probable que no adivines los chistes, pero sí la forma en la que va a tratar los temas. Y en buena parte, esto se debe a que conocemos la personalidad de los mismos como cómicos y qué estilo de opiniones van a generar sobre un tema (o tópico, en una traducción un tanto más literal).
El punto de vista es aquello que puede hacer de un bloque o un monólogo algo completamente personal e intransferible. Además, es una de las cosas más importantes para que la gente no se líe y pueda seguir el hilo (y entrar en el mismo) de una historia es dejar bien claro nuestro punto de vista hacia la historia que estamos contando. Podríamos definir el mismo como la forma de ver el mundo que tenemos en las situaciones sobre las que generamos nuestra comedia. Si extrapolamos ejemplos, la forma de tratar la homosexualidad de Hannah Gadsby respecto a la de Dave Chappelle o Bill Burr. De hecho, puedes ver como cualquiera de ellos es famoso por su punto de vista:
- George Carlin con su cinismo sobre los temas políticamente correctos.
- Bill Burr como abogado del diablo.
- Richard Pryor, Dave Chappelle o Bill Cosby y su forma de atacar el racismo.
Tal y como cuenta Arturo González Campos en el capítulo del libro “El Entretenimiento en TV: Guión y creación de formatos de humor en España”[1], vieron precisamente como surgía la necesidad de dar un punto de vista u opinión a los textos que guionizaban a medida que avanzaban los programas y temporadas de “El Club de la comedia”. Mientras que en los primeros textos ya era suficiente con observaciones muy comunes, del tipo “¿por qué las mujeres van al baño de dos en dos?” y similares, cuando un monólogo ya dejó de ser una novedad por sí sólo, hizo falta añadir algo más. Una opinión o una experiencia personal más concreta sobre el elemento motor del monólogo.
El Punto de Vista (POV) nos facilitará la creación de chistes dentro de una historia y, sobre todo, nos dará diferenciación respecto a otros cómicos. Esa “voz cómica” que hace que igual nos puedan copiar un chiste, pero no una rutina y, para muchos especialistas, lo que te convierte de verdad en un buen cómico.
El punto de vista es el estado y las emociones que me generan un hecho o hilo conductor de un bloque. Remarcamos el tema de las emociones creadas porque resulta un aspecto clave a la hora de que un punto de vista (y, por lo tanto, un bloque) funcione lo mejor posible. Para ello, las mismas tienen que ser fuertes y inteligibles para el espectador.
Poniendo un ejemplo muy trillado, podemos hablar de gimnasios. Cuando escribamos los chistes sobre una historia desarrollada ahí o sobre la opinión que nos merecen (en este caso vamos a ver como casi siempre va a ser negativa o sarcástica), estas emociones deben ser tenidas en cuenta y no pueden ser cambiadas constantemente durante el desarrollo del bloque. Además, remarcar la importancia para nosotros de estas sensaciones, sentimientos u opinión también es otro de los pilares a la hora de dar verdad a un bloque o set.
Piensa que en España de cada vez va a ser más difícil hacer de forma original comedia de observación (en Estados Unidos ya ni te digo) tal y como se hacía en USA en los 80s y 90s o en los inicios del Club de la Comedia. Sin embargo, ese punto de vista peculiar multiplica hasta casi el infinito la posibilidad de tocar temas ya utilizados por otros cómicos, pero desde un prisma original y personal.
El Punto de Vista (Point of View o POV) es lo que realmente marca el personaje de un cómico y lo que transmite. No podemos decir que sea el mayor factor y ni mucho menos el único, pero, sin duda, es uno de los elementos clave que puede diferenciar un cómico mediocre o correcto de uno que realmente se pueda convertir en alguien que el público recuerde. |
Opinión respecto al eje de nuestro bloque
El libro de Guillermo Selci[2] indica cuatro emociones principales a la hora de tratar un tema que hemos adaptado un tanto para intentar buscar algo lo más general y amplio posible:
- Raro (o extrañeza)
- Odioso (ridiculez, asco…)
- Difícil (persona en aprietos).
- Aterrador (miedo)
Incluso, si quieres desarrollar el mismo y tenerlo en cuenta a la hora de crear tu propio POV respecto prácticamente a la vida en sí, puedes empezar a trabajar generándote estas preguntas:
- ¿Qué te obsesiona?
- ¿Cuáles son tus cosas favoritas?
- ¿Qué te da miedo?
- ¿Cómo es tu apariencia física?
- ¿Qué cuenta la gente sobre ti?
También podríamos pensar en una actitud al mismo de “me encanta”, aunque no dejaría de ser extrapolando o bien un enfoque sarcástico o bien exponiendo cosas raras (volvemos al primer punto) a las que le sacamos provecho. Y sí, efectivamente, todo sale de sensaciones negativas. Puedes hablar de algo muy bonito y tal vez la gente se divierta o hasta se emocione, pero habrá poca comedia como tal.
Es importante en este caso mantener en todo momento la misma actitud respecto al tema a desarrollar para facilitar tanto la credibilidad de la historia como la comprensión respecto a la misma. Se dice que en comedia sí hay una cosa peor a los chistes malos, los chistes que no se entienden. Si en algún momento debemos hacer un cambio de actitud respecto al tema, este mismo tiene que ser expuesto de una manera u otra durante el texto o la interpretación.
Además, el propio Selci indica que las mejores premisas para un bloque (no hablamos de premisa de chiste suelto) salen de coger y buscar lo raro, odioso, difícil o aterrador de cosas que aparentemente no las tienen.
[1] Colón, P. S., & Salgado, A. (Eds.). (2008). El entretenimiento en televisión: guión y creación de formatos de humor en España. Laertes.
[2] Stand Up: Técnicas, ideas y recursos para armar tu monólogo humorístico. Guillermo Selci. EBook disponible en Amazon.es
20 Comic Masks: StandUpComedyClinic.com (LINK)